Soñé, imagine, viví unas palabras, un diálogo, un mensaje, una pequeña e invaluable conversación que de algún modo se hizo presente en mi vida y ahora quiero hacerla de ustedes:
En la silla de un juego de té sentada junto a mi, se encuentra una pequeña que trabaja incesantemente en la preparación y organización de su sesión de onces a la cual al parecer estoy invitado. En medio de una pausa, ella se percata de mi presencia y dirige sus expresivos ojos hacia mi y con seguridad me pregunta:
-¿ Porque lloras tío ?-
a lo que yo le respondo :
- No lo sé, tal vez por que no estas con nosotros...-
Esta hermosa niña baja su mirada y continúa mezclando la bebida imaginaria que al parecer está casi lista, se detiene un segundo y se levanta para dar 2 pasos hasta una mesa que exhibe 3 cajones blancos para sacar de uno de ellos unas páginas que se alcanzan a ver rayadas por diversos y libres colores. Al colocar sobre la mesa lo que visiblemente es de su autoría, me pregunta:
-Ves estas flores?.-
En una de las hojas se encuentra un dibujo lleno de colorido, pétalos de todos los colores posibles, frescas y generosas hojas y un centro espléndido lleno de incandescentes puntos rojos, un ramillete de flores sembrado en un jardín al lado de una casa que a todas luces es contenedor de gran alegría. Le respondo que si.
-Tío, estas flores solo viven un día. No estés triste, mira que de este jardín nace el arco iris todos los días.-
Al decir esto abre su caja de marcadores y se concentra en lo que parecen ser los mejores detalles de su obra. Sin mirarme y trabajando copiosamente en su dibujo me dice:
-Te gusta dibujar?, Puedes ayudarme a dibujar el jardín de mi casa si quieres.
Mientras dibujo pienso en las flores que están plasmadas en este papel, con intensidad se cruzan por mi mente recuerdos que se alcanzan a confundir con ilusiones del futuro, me pregunto por que este sueño no es real y logro vislumbrar en ese cabello brillante, esa sonrisa determinada y esas manos delicadas, que si es real, tan real como las flores que dibujo, como el claro resplandor de los pocos días que estuvo en este mundo, tan real como cada segundo que respira mi madre, mi hijo, mis hermanas, mi padre y mis amigos.
En el poco tiempo que Anita estuvo con nosotros, se permeó en nuestra vida cada latido de su corazón, que con toda la intensidad posible nos enseñó a valorar el regalo tan preciado que tenemos al despertar cada mañana.
Termino algunos trazos y la miro para luego preguntarle:
-¿Que hacemos con este dolor que sentimos?-
Ella me responde:
- No te preocupes Tío, la partida siempre deja la nostalgia de lo que pudo ser, también deja el sentir de la soledad y el abandono, pero aún más fuertemente nos deja la conciencia del gran poder que hay en el amor de la vida, cada ser, por pequeño que sea es un milagro, hay que celebrar cada detalle con tanta euforia como sea posible.
¿ Has visto como todos los días encuentras unos ojos que te sonríen o como tu alma crece hacia el universo sin salirse de tu cuerpo?...
¿ Alcanzas imaginarte el vínculo inquebrantable que se ha creado a mi paso por este mundo?, he echado raíces en el corazón de mi mamá y mi papá, he tocado el alma de mis tíos y mis primos, he viajado por todo el mundo y he conocido a gente bondadosa..
Veo la imagen de mi madre y la veo llorando, pero también la veo sonriendo e impregnando todo, del fuego emocional y autentico que la caracteriza, veo a mi papa triste y afanado pero también lo veo templado y creando los mejores sabores del mundo; veo las lágrimas de mi abuelito Humberto pero también veo sus discursos apasionados y enseñanzas desinteresadas, veo los ojos de tristeza de mi abuelita Melba pero también veo sus manos bendiciendo cada deliciosa preparación que hace, veo a mi tía Alexandra adolorida y cansada y también veo la luz que irradia con sus carcajadas que representan su infinita protección, veo a mi tía Yamile en desesperación por el dolor de los otros pero también la veo encendida en alegría intensa y amor incondicional por todos, veo a mi tía Eli conmovida con lágrimas en los ojos pero también llena de fuerza y consejo para todos, veo a la tía Mona triste y con lágrimas en su rostro pero también la veo llena de vida y empuje...
La alegría llena mi cuerpo tío y entonces veo a Majo, a Gabo y a Juanis quienes me rodean, y en una ronda de juegos y risas me hacen ver el futuro... –
Conmovido por sus palabras cierro los ojos con algunas lagrimas entre los parpados, siento como el aire entra y llena mis pulmones, también como llena mi cerebro, siento como la sangre recorre mi cuerpo y me doy cuenta que estoy vivo, de que estamos vivos.
Al abrir los ojos Anita me está mirando fijamente y me dice :
- Tío, nunca los olvidaré -
a lo que yo le contesto:
- Nosotros tampoco –
“Vive cada día con intensidad y pasión, el tiempo perdido no puede recuperarse, pero el presente es la oportunidad perfecta para actuar y ser mejor a los ojos de Dios. Repite en este instante: "Señor, hoy quiero ser abrazado y protegido por todo tu ser. Gracias por amarme y hacerme sentir que te preocupas por mi bienestar y estás atento a mis necesidades ¡Te amo y confío en tu protección!".
Papa Francisco I.
Bogotá 14 de junio de 2013
EN HONOR A LA PARTIDA DE LILIANA GONZALEZ FLOREZ
El aroma de pan horneado con leña se viene a mi mente y cuando cierro los ojos siento que camino por la entrada de una casa llena de bellos recuerdos de infancia. Allá como al fondo, escucho el golpeteo de cascos de caballo que al trote se convierten en un ritmo que acompaña la música de navidades relucientes y pesebres iluminados de gran tamaño, más adelante, el patio que se queda pequeño a la hora de reunir a la familia en torno a las historias de algunos meses de no verse, y que está enmarcado por las habitaciones donde empezaron los sueños de varias generaciones.
La sensación que extraigo de este recuerdo es de un inmenso bienestar cuando observo que se encuentran mis primos, mis hermanos, quienes en un millón de sonrisas siempre me tendieron la mano para abrazarme y hacerme sentir en casa. Reluce en este sueño desde una pequeña pero chispeante estatura, una linda y cándida niña que con ojos nobles y risa contagiosa abraza con fuerza y tímida terquedad una suave cobija a la que ella le llama “la mecha”, Lilianita me saluda tiernamente para hacerme saber que siempre esta y estará allí sin ningún recelo para ofrecerme su compañía.
Lili me toma de la mano y me muestra a su familia. Con un gesto jovial me dice que siempre vio a sus hermanitas como compañeras de juego pero sobre todo a Laura Carolina como un ejemplo de carácter y a Paula como una hermosa fuente de espontaneidad .
Con una mirada suave y enamorada, adornada por sus pómulos rosaditos, me dice que de su padre Carlos heredó la alegría corriente por sus palabras y sus acciones, le da las gracias por hacerla reir tanto que se acostumbro a siempre encontrar esta perspectiva en todas las situaciones.
Con un suspiro de profundo amor me señala a su madre Gloria, batalladora de miles de días, fuerte como un roble y me dice que de ella siempre admiró y por supuesto imitó con férrea entereza, la constancia y la fe de creer que siempre se puede.
Lili desde siempre demostró que si es posible ser noble, ser batalladora y vencer cualquier obstáculo, amar con humildad y entrega, nacer cada día para hacer más grande y trascendental la huella de los días que pasó en esta tierra.
Nos embarga una tristeza enorme, han sido momentos muy difíciles los que hemos vivido en estos últimos días y el dolor en el corazón es indescriptible. Las palabras no pueden describir todos los pensamientos ni las sensaciones que nos evocan la partida de Lili. En un arrebato del destino se ha creado un vacio inmenso que será imposible de llenar.
Despúes de muchos recuerdos brilla con más intensidad el que me envuelve el corazón: A la hora del desayuno se escuchan carcajadas y correteos detrás de las paredes, cuando abro la puerta veo a Don Miguel jugando como un niño pequeño con Lili a las cosquillas y la lleva, con un gesto de amor infinito la abraza y la sienta en sus piernas para nunca más dejarla ir.
EN HONOR A LA PARTIDA DE LILIANA GONZALEZ FLOREZ
El aroma de pan horneado con leña se viene a mi mente y cuando cierro los ojos siento que camino por la entrada de una casa llena de bellos recuerdos de infancia. Allá como al fondo, escucho el golpeteo de cascos de caballo que al trote se convierten en un ritmo que acompaña la música de navidades relucientes y pesebres iluminados de gran tamaño, más adelante, el patio que se queda pequeño a la hora de reunir a la familia en torno a las historias de algunos meses de no verse, y que está enmarcado por las habitaciones donde empezaron los sueños de varias generaciones.
La sensación que extraigo de este recuerdo es de un inmenso bienestar cuando observo que se encuentran mis primos, mis hermanos, quienes en un millón de sonrisas siempre me tendieron la mano para abrazarme y hacerme sentir en casa. Reluce en este sueño desde una pequeña pero chispeante estatura, una linda y cándida niña que con ojos nobles y risa contagiosa abraza con fuerza y tímida terquedad una suave cobija a la que ella le llama “la mecha”, Lilianita me saluda tiernamente para hacerme saber que siempre esta y estará allí sin ningún recelo para ofrecerme su compañía.
Lili me toma de la mano y me muestra a su familia. Con un gesto jovial me dice que siempre vio a sus hermanitas como compañeras de juego pero sobre todo a Laura Carolina como un ejemplo de carácter y a Paula como una hermosa fuente de espontaneidad .
Con una mirada suave y enamorada, adornada por sus pómulos rosaditos, me dice que de su padre Carlos heredó la alegría corriente por sus palabras y sus acciones, le da las gracias por hacerla reir tanto que se acostumbro a siempre encontrar esta perspectiva en todas las situaciones.
Con un suspiro de profundo amor me señala a su madre Gloria, batalladora de miles de días, fuerte como un roble y me dice que de ella siempre admiró y por supuesto imitó con férrea entereza, la constancia y la fe de creer que siempre se puede.
Lili desde siempre demostró que si es posible ser noble, ser batalladora y vencer cualquier obstáculo, amar con humildad y entrega, nacer cada día para hacer más grande y trascendental la huella de los días que pasó en esta tierra.
Nos embarga una tristeza enorme, han sido momentos muy difíciles los que hemos vivido en estos últimos días y el dolor en el corazón es indescriptible. Las palabras no pueden describir todos los pensamientos ni las sensaciones que nos evocan la partida de Lili. En un arrebato del destino se ha creado un vacio inmenso que será imposible de llenar.
Despúes de muchos recuerdos brilla con más intensidad el que me envuelve el corazón: A la hora del desayuno se escuchan carcajadas y correteos detrás de las paredes, cuando abro la puerta veo a Don Miguel jugando como un niño pequeño con Lili a las cosquillas y la lleva, con un gesto de amor infinito la abraza y la sienta en sus piernas para nunca más dejarla ir.